sábado, 16 de enero de 2016

Biografía de Dolores Veintimilla Galindo

Biografía de Dolores Veintimilla Galindo



 

Poetisa quiteña nacida el 12 de julio de 1829, hija de don José Veintimilla y de doña Jerónima Carrión. 
Educada en el seno de una familia aristocrática, ilustre y culta, vivió una infancia feliz rodeada de múltiples atenciones. De sus primeros años, ella misma, en sus «Recuerdos», se expresa en los siguientes términos: «En 1847 tenía 17 años cumplidos. Hasta esa edad mis días habían corrido llenos de placeres y brillantes ilusiones. Con la mirada fija en un porvenir risueño y encantador, encontraba bajo mis plantas una senda cubierta de flores, y sobre mi cabeza un cielo tachonado de estrellas.
¡Era feliz! y pensaba que nunca se agotarían esas flores ni se apagarían esos astros!...Adorada de mi familia, especialmente de mi madre, había llegado a ser el jefe de la casa; en todo se consultaba mi voluntad; todo cedía al más pequeño de mis deseos; era completamente dichosa bajo la sombra del hogar doméstico, y en cuanto a mi vida social, nada me quedaba que pedir a la fortuna». El 16 de febrero de ese mismo año, cuando se encontraba en la flor de su juventud, contrajo matrimonio con el médico colombiano Dr. Sixto Galindo, y antes de finalizar el año nació su hijo al que llamó Felipe Santiago José. Poco tiempo después, por razones de la profesión de su esposo se trasladaron a vivir en Guayaquil, ciudad que les abrió las puertas y los recibió en los mejores círculos sociales.
“El ambiente cultural de Guayaquil era algo más amplio que el de Quito, pues en el puerto ya figuraban las jóvenes Ángela Caamaño Cornejo de Vivero, Dolores Sucre Lavayen y Carmen Febres-Cordero de Ballén” (Fernando Jurado Noboa.- Los Veintimilla, p. 357).  Fue entonces cuando comenzó a expresar, en prosa y en verso, las insatisfacciones sentimentales que vivía y las frustraciones de comprender que no era amada con la misma intensidad.
Poco a poco, intentando escapar de sus penas, buscó refugio en la literatura ambicionando atraer junto a sí a los hombres más famosos para recibir de ellos la savia de sus conocimientos.  En 1854 viajó a Cuenca con su esposo e hijo. «Cuando Dolores llegó a Cuenca, los más finos espíritus, y no sólo de Guayaquil, la estimaban como mujer de exquisita sensibilidad y cultura. Y en torno a ella se agrupó, en la capital azuaya, la que Crespo Toral llamó La Primera Familia Cuencana: Corral, Cordero, Fernández de Córdova, José Rafael Arízaga y A. Merchán. Fue aquel el más importante cenáculo romántico del siglo, y Dolores, su animadora. Tomó parte también de las inquietudes del grupo el poeta chileno Guillermo Blest Gana, el mayor admirador de las altísimas cualidades de la poetisa quiteña» (Poetas Románticos.- Clásicos Ariel No. 9, p. 20).
Al poco tiempo, y sin conocerse hasta hoy las causas, su esposo se marchó a Centroamérica dejándola en la más absoluta pobreza. Fue entonces cuando sola, abandonada y buscando alivio a su dolor, se refugió en los inconmensurables campos del arte, dedicándose a la pintura, la música y la poesía. En abril de 1857 asistió al fusilamiento de un indígena llamado Tiburcio Peñafiel, sentenciado por los Tribunales de Justicia del Azuay a la pena capital bajo la acusación de parricidio. Impresionada por dicha sentencia y por la ejecución de la pena, a las que consideró injustas y excesivas, una semana más tarde publicó una hoja suelta titulada «Necrología» que decía así:
“No es sobre la tumba de un grande, no sobre la de un poderoso, no sobre la de un aristócrata, que derramo mis lágrimas. ¡No! Las vierto sobre la tumba de un hombre, sobre la tumba de un padre de cinco hijos, que no tenía para estos más patrimonio que el trabajo de sus brazos”; y finalizó sentenciando dramáticamente: “Que allí tu cuerpo descanse en paz, pobre fracción de una clase perseguida; en tanto que tu espíritu, mirado por los ángeles como su igual, disfrute de la herencia divina que el Padre común te tenía preparada. Ruega en ella al Gran Todo, que pronto una generación más civilizada y humanitaria que la actual, venga a borrar del código de la patria de tus antepasados la pena de muerte”. La hoja suelta causó profundo impacto y gran conmoción en la cristiana ciudad, y fray Vicente Solano, uno de los más vigorosos y duros polemistas de la época, sintiendo que el escrito de la poetisa tocaba a otro suyo titulado «La Pena de Muerte», dejó caer todo el peso de su pluma y de su prestigio sobre la indefensa mujer a la que atacó por medio de un anónimo titulado «Graciosa Necrología», que fue firmado por «unos colegiales», y en el que a más de atacarla de manera cruel, la calumnió también sin misericordia. Producto de ese calumnioso e infundado ataque, la poetisa escribió su magistral composición «A mis Enemigos», que lejos de aplacarlos ocasionó que éstos se ensañaran más con ella acusándola de panteísta, plañidera, loca, bachillera, pecadora, adúltera, etc., para lo cual hicieron circular unas hojas sueltas que aparecían en los corrillos y en las paredes. ¡Hasta en el púlpito de las iglesias se repitieron los cargos y los insultos!
«Y la campaña continuó. Continuó ruin, innoble, desleal, incisiva, como queriendo liquidarla. Ni una pizca de caballerosidad, de generosidad cristiana, en la cristiana ciudad... Fray Vicente Solano, escritor duro y polémico había iniciado la campaña, y otros, escritores de pacotilla, le hicieron coro. Fue todos contra una, una mujer sola, sensible, abandonada, desilusionada... Dolores, en el clímax de la depresión y la angustia, de la impotencia y la soledad, decidió morir... Su muerte sería protesta y venganza, paz y gloria, acaso expresión de cobardía o valor supremos...» (Manuel Freile Heredia, Colección Forjadores No. 12, p. 121). El 23 de mayo de 1857, a la hora que los lobos aúllan junto a los cadáveres, Dolores Veintimilla de Galindo puso fin a su vida bebiendo un vaso de cicuta, y junto a su cuerpo, blanco y bello como una figura de mármol, se encontró una esquela florida, dolorosa y ardiente, que es el compendio de la filosofía de su vida:
«Mamita adorada: perdón una y mil veces; no me llore; le envío mi retrato, bendígalo; la bendición de la madre alcanza hasta la eternidad. Cuide a mi hijo... Déle un adiós al desgraciado Galindo». Así, sencillamente, Dolores Veintimilla abandonó el mundo de los vivos y pasó a la inmortalidad.
«El día que se fue de la vida estuvo roja y ardiente como su poesía... La sangre fue el buen vino que sació su embriaguez y mejor ambiente fue para ella la muerte que la vida. La calumnia se paró temblando en su tumba como el lobo rugiente que se escuece cuando entre sus garras acaba de caer un cervatillo...» (Morayma Ofyr Carvajal.- Mujeres de mi Patria, p. 187).
Dolores Veintimilla fue una poetisa cultora de un estilo pulcro, pero lleno de tristeza y desilusión, y sólo dejó pocas pero magistrales y delicadas composiciones poéticas: «Anhelos», «Quejas», «A mis Enemigos», «La Noche de mi Dolor», «Letrilla», «A un Reloj», «Sufrimiento», «Aspiración» y «Desencanto». Entre sus composiciones en prosa figuran «Al Público», «Recuerdos» y «Fantasía».


Biografía de Eloy Alfaro



Eloy Alfaro


(Montecristi, Ecuador, 1842 - Quito, 1912) Militar y político ecuatoriano, máximo representante del liberalismo radical, que fue presidente de la república en los períodos 1895-1901 y 1906-1911.
Eloy Alfaro era hijo del comerciante español Manuel Alfaro y la manabita Natividad Delgado. Su padre se dedicaba a la exportación y Alfaro participó en los negocios paternos, viajando al Perú, Colombia, América Central y el Caribe. En lo político se inclinó por el liberalismo, y en 1864 participó en una fracasada insurrección contra Gabriel García Moreno. Exiliado en Panamá, allí emprendió varios negocios con éxito. En 1872, y siendo ya un hombre rico, contrajo matrimonio con Ana Paredes Arosemena, hija de uno de los notables del Istmo.

En 1875, tras el asesinato de García Moreno, Alfaro volvió al Ecuador y combatió al gobierno de Antonio Borrero. Apoyó el golpe de Estado de Ignacio de Veintimilla en contra de Borrero, el 8 de septiembre de 1876, tras el cual fue nombrado coronel. Pero meses después se declaró contrario a Veintimilla, que no cumplió el programa liberal prometido. A inicios de 1883, Alfaro fue proclamado jefe supremo de Manabí y Esmeraldas y organizó un ejército que derrotó al dictador, cuyo último reducto, Guayaquil, cayó el 9 de julio de 1883. Tras el triunfo "restaurador", como se llamó al movimiento coligado en contra de Veintimilla, una Asamblea Constituyente eligió como presidente a José María Plácido Caamaño, frente a Alfaro, sostenido por los liberales. En 1884, cuando Caamaño se instaló en el poder, Alfaro encabezó una nueva revuelta que suspendió tras casi cuatro años de lucha, dedicándose entonces a los contactos internacionales. Sus adversarios se referían a él con el sobrenombre burlesco de "general de las derrotas", debido a sus fracasos militares.
Pero las cosas cambiaron al estallar el escándalo de "la venta de la bandera", el 3 de enero de 1895. En junio de ese año se desató la Revolución Liberal en Guayaquil: el presidente Luis Cordero debió renunciar, y Alfaro, que estaba en Panamá, fue proclamado jefe supremo. Alfaro llegó a Guayaquil el 19 de junio de 1895, e inmediatamente preparó el ataque contra los conservadores, atrincherados en la Sierra, a quienes los liberales derrotaron en San Miguel de Chimbo, Gatazo y El Girón antes de llegar a Quito, el 4 de septiembre. Más tarde, el 12 de enero de 1897, una Asamblea Constituyente, tras expedir la undécima Constitución, se pronunció por el liberalismo y eligió como presidente a Alfaro. Durante su primer gobierno, que concluyó en 1901, Alfaro se dedicó a consolidar el triunfo liberal, a establecer la separación entre la Iglesia y el Estado y a impulsar la construcción del ferrocarril entre Quito y Guayaquil.
Más notable fue el segundo gobierno alfarista, vigente entre enero de 1906 y agosto de 1911. En este período se promulgó la Constitución de 1906, "la carta magna del liberalismo ecuatoriano"; se continuó la construcción del ferrocarril transandino, que arribó a Quito el 25 de junio de 1908; se consolidó la secularización en la enseñanza pública, y se realizaron también obras de infraestructura y comunicación. En 1910 el conflicto limítrofe con el Perú estuvo a punto de provocar la guerra. Entretanto, se produjeron fisuras en el partido liberal, donde se enfrentaban el liberalismo radical de Alfaro y el liberalismo oligárquico de Leónidas Plaza Gutiérrez. En las elecciones de 1911, el gobierno alfarista impuso a su candidato Emilio Estrada mediante un fraude, pero Alfaro se arrepintió de tal maniobra y quiso obtener la renuncia de Estrada mediante la convocatoria a un congreso extraordinario. Para entonces, el placismo se había aliado con Estrada en contra de Alfaro, que fue depuesto por el pueblo y el ejército y debió abandonar el país.
Entonces asumió el poder Carlos Freile Zaldumbide, quien entregó la presidencia al electo Emilio Estrada en diciembre de ese año. Pero Estrada falleció y Freile Zaldumbide asumió la presidencia. Alfaro y otros dirigentes radicales regresaron al país pensando influir en la designación de un nuevo mandatario, pero Freile Zaldumbide los apresó en Guayaquil.
Trasladados a Quito, el 28 de enero de 1912 una turba asaltó la prisión y acabó con Eloy Alfaro, Flavio y Medardo Alfaro, Luciano Coral, Ulpiano Páez y Manuel Serrano. Sus cuerpos, arrastrados a modo de trofeos sangrientos por la ciudad, fueron quemados en El Ejido. Al parecer, una oscura alianza entre el placismo y los conservadores fue el origen de esta acción criminal. La obra de Alfaro, apelado el viejo Luchador, es una de las más notables de los gobernantes del Ecuador, tanto por las transformaciones ideológicas que logró como por las obras que realizó. Fueron también numerosas sus intervenciones en el campo social: exoneró del tributo territorial a los indios de la Sierra y a los montuvios de la Costa; suprimió la prisión por deudas; permitió la participación de la mujer en cargos administrativos; y promovió escuelas y centros de educación.


Biografía de Juan León Mera Martínez


Biografía Juan León Mera Martínez




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Poeta, escritor, pintor y político nacido en la ciudad de Ambato el 28 de junio de 1832, hijo del Sr. Pedro Antonio Mera Gómez y de la Sra. Josefa Martínez Vásconez. Abandonado por su padre desde muy temprana edad, toda su juventud la vivió solo junto a su madre, que debido a sus escasos recursos económicos no pudo enviarlo a estudiar en ninguna de las escuelas de la ciudad, por lo que sus primeras enseñanzas las recibió de ella, en su propia casa. En 1852, buscando un horizonte más amplio para sus aspiraciones personales se radicó en la ciudad de Quito, donde hizo amistad con dos grandes personalidades de la época: El historiador Pedro Fermín Cevallos y el poeta Julio Zaldumbide. En esos primeros años en que vivió en Quito visitó también el taller del célebre artista Antonio Salas, de quien recibió algunas clases de pintura.
Su primera producción literaria de relativa importancia la publicó en 1858 bajo el título de “Poesías”, pequeño libro que contenía sátiras, fábulas, poemas y epigramas escritos desde 1846. En los años siguientes su nombre fue ganando fama por su inteligencia y patriotismo, por lo que en 1860, luego de la Batalla de Guayaquil, el Dr. García Moreno lo nombró Tesorero Provincial de Ambato. Poco tiempo después fue llamado a la Secretaría del Consejo de Estado Provisional e integró la lista de candidatos a diputados a la Asamblea Nacional Constituyente de 1861, a la cual salió elegido. se mismo año, la Sociedad “El Iris Ecuatoriano” lo nombró Miembro Honorario y le publicó dos obras literarias: El célebre poema “La Virgen del Sol” y una biografía del afamado pintor Miguel de Santiago. Al año siguiente, en junio de 1862 fue nombrado Miembro de la Sociedad Científica y Literaria, que había sido creada por el Dr. García Moreno. Desempeñaba las funciones de Secretario de la Cámara del Senado, cuando en 1865 el Dr. Nicolás Espinoza Rivadeneira, Presidente de la misma, le solicitó que escribiera los versos para una canción patriótica que merezca ser considerada como Himno Nacional del Ecuador. Inmediatamente se dedicó con gran empeño para cumplir adecuadamente con esa importante misión, y cuando por fin los presentó, éstos fueron aprobados por el Congreso. Al poco tiempo sus versos fueron enviados a Guayaquil, y luego de ser musicalizados por el compositor Antonio Neumane se convirtieron en el himno de nuestro país. Ese mismo año fue nombrado Subsecretario del Ministerio de lo Interior y de Relaciones Exteriores.
De esta manera, antes de cumplir los 30 años de edad ya había logrado magníficos triunfos literarios que consolidaron y extendieron su fama, tal cual lo demuestran obras como “Poesías Piadosas”, “La Novena de la Inmaculada Concepción de la Virgen María”, “Lira Ecuatoriana”, “Fantasías”, “Afectos Intimos”, “Poesías Morales y Religiosas”, “Elegías, “Los últimos momentos de Bolívar”, “Dolor sin Consuelo”, “El Héroe Mártir, “Canto a la Memoria de García Moreno”, “Mazorra”, “Biografía de Pedro Fermín Cevallos”, “Cantares del Pueblo Ecuatoriano” y muchas obras más. Una de sus obras más notables constituye, sin lugar a dudas, su novela “Cumandá”, publicada en 1879, en la que describe con claridad diáfana todo el espíritu del alma nativa ecuatoriana, haciendo patéticas y bellas descripciones sobre nuestro oriente y sus costumbres folklóricas; aunque hay quienes consideran que su trabajo más valioso es “Ojeada Histórico-Crítica sobre la Poesía Ecuatoriana desde su época más remota hasta nuestros días”, que fue publicada en 1869.Tuvo importante participación en la vida pública y política de nuestro país, habiendo actuado como Diputado, Senador, Presidente del Senado, Presidente del Honorable Congreso Nacional, Gobernador de las provincias de León (hoy Cotopaxi) y de Tungurahua, y Secretario del Consejo de Estado. Fue Socio de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, Miembro de la Real Academia Española de la Lengua, fundador y Miembro Honorario de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y Presidente del Ateneo de Quito. Retirado a la finca Los Molinos -propiedad de su tío Pablo- en Atocha, cerca de Ambato, donde había pasado su juventud, se dedicó a cultivar la pintura poniendo en práctica las enseñanzas que en 1852 le había dado Antonio Salas; comenzó también a escribir una apología de García Moreno y una epopeya sobre Huayna-Cápac, las que no pudo concluir por haberle sorprendido la muerte el 13 de diciembre de 1894.



Obras Literarias
Año de publicación
Obra literaria
1857
Fantasías
1857
Afectos íntimos
1858
Melodías indígenas
1858
Poesías
1861
La virgen del sol
1865
Himno Nacional del Ecuador
1868
Ojeada histórico-crítica sobre la poesía ecuatoriana
1872
Los novios de una aldea ecuatoriana
1875
Mazorra
1879
Cumandá o un drama entre salvajes
1883
Los últimos momentos de Bolívar
1884
La dictadura y la restauración de la República del Ecuador
1887
Lira ecuatoriana
1889
Entre dos tías y un tío
1890
Porqué soy cristiano
1892
Antología ecuatoriana: cantares del pueblo
1903
Tijeretazos y plumadas
1904
García Moreno
1909
Novelitas ecuatorianas


Biografía de Joaquín Gallegos Lara




Joaquín Gallegos Lara


           
 Líder de una generación de escritores

Los protagonistas de sus obras son los montubios y cholos, reflejando la realidad social de la época en la que vivió 
Joaquín Gallegos Lara nació el 9 de abril de 1909 y murió el 16 de noviembre de 1947, a los 38 años de edad. Fue inscrito en el Registro Civil con el nombre de Joaquín José Enrique de las Mercedes Gallegos Lara, y según su partida de nacimiento actuaron como testigos el señor Pedro Váreles y Arnoldo Cabanilla. Fue hijo único del matrimonio formado por Joaquín Gallegos del Campo y Emma Lara Calderón. Su padre, escritor y político liberal, falleció en Machala el 20 de noviembre de 1910, cuando se desempeñaba como Secretario de la Gobernación de la provincia de El Oro. Vivió su infancia en los años en que se produce la Campaña Revolucionaria de Esmeraldas y Manabí, organizada y dirigida por el héroe liberal Carlos Concha Torres, durante el gobierno del General Leónidas Plaza Gutiérrez. Gallegos Lara fue un autodidacta y no acudió a escuela ni algún centro académico alguno en pos de formación intelectual, pues nació con una deformación física en sus extremidades inferiores, razón por la que se consagró desde su más temprana juventud a la lectura, logrando adquirir una sólida visión del movimiento cultural de su tiempo. Y sus primeros maestros fueron: Madama Tousard, anciana odontólogo que daba clases de francés a domicilio, y el doctor Caputti, profesor de italiano.
Fue una personalidad multifacética. Se destacó en las filas de los avances del movimiento revolucionario de su época y brilló como escritor, luciendo su talento y su pluma en la poesía, el cuento, la novela, el relato, el periodismo, la pintura y la crítica cultural. A los 16 años empezó a publicar poesía y artículos de carácter sentimental. Sus primeros versos aparecieron en las revistas Literarias Variedades, Letras y números, Páginas Selectas y La Ilustración. Años después escribió poesía de contenido social y político como Poema a Miss Ecuador, dedicado a Sarita Chacón Zúñiga, primera Miss Ecuador del país. También redactó Bandera Roja, Film Ferroviario, Romance de la rural, que fueron publicados en El Telégrafo con nota de Abel Romeo Castillo.
En 1930, siendo su coautor, publicó Los que se van, con el subtítulo Cuentos del cholo y del Montubio, en la editorial Zea Paladines de Guayaquil. Entonces tenía 21 años de edad y era el Jefe de una generación literaria llamada a ser piedra de escándalo por su índole realista y de denuncia. A partir de entonces, por su ciencia literaria, se convirtió en capitán de los nuevos escritores de su generación. Así consta en una antigua carta que enviara Gallegos Lara a Pedro Jorge Vera. Por las páginas de sus cuentos desfilan los montubios, el cholo, el negro y el mestizo. Ellos son protagonistas de un conflicto donde la violencia, la ternura y la leyenda se cruzan dentro del drama provocando secuencias de orden histórico y social.
Lara traslada a sus cuentos el vocabulario del montubio, la fraseología chabacana y hasta un poco de jerga, sin perder por ello el nivel literario ni las excelencias del género. En los años 30, Gallegos Lara se presenta en las letras nacionales como un cerebro iluminado, avanzado y consciente desde el punto de vista político; el hombre que tenía el concepto más claro del quehacer literario y del rescate de la palabra del pueblo. Formó parte del Grupo de Guayaquil integrado por Enrique Gil Gilbert, Demetrio Aguilera Malta, José de la Cuadra y Alfredo Pareja. La obra escrita por estos autores se dio a conocer por varios países de América. En mayo de 1946, a los 5 años de escrita su novela Las cruces sobre el agua, con portada de Alfredo Palacio y 7 grabados de Eduardo Borja, impactó en el ambiente cultural y en el Partido Comunista del Ecuador, en la clase obrera y el pueblo en general. El proletariado guayaquileño sintió que en esa obra se reconocía su presencia y su papel en la vida social ecuatoriana.
Es en esta novela donde aparece el escritor de genio reviviendo la Masacre de noviembre de 1922 y el fondo dramático de Guayaquil antiguo. En los primeros meses de 1947, Gallegos Lara se sintió gravemente enfermo como consecuencia de una fístula rebelde a varios tratamientos. Y parientes, médicos, camaradas y amigos trataron de curarlo. Lo llevaron a Lima para intentar salvarlo pero en esa ciudad lo desahuciaron. Falleció el domingo 16 de noviembre de 1947, a la una de la tarde, en su domicilio de Eloy Alfaro y Manabí. Su velatorio se efectuó en la Sociedad de Carpinteros, en la capilla ardiente que habían preparado los artistas Enrique Pacciani y Alfredo Palacios, y después se levantó otra en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas. Y así, el 17 de noviembre se cerró la tumba de Joaquín Gallegos Lara. A partir de entonces su figura iluminada ha permanecido en la memoria de las nuevas generaciones. ‘Joaco’ seguirá en la conciencia colectiva de las masas, del pueblo y del porvenir.

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Introducción 







Los escritores ecuatorianos forma una parte muy importante de la historia de nuestro país porque cambiaron mucho con sus escritos,libros, ensayos, el gobierno del Ecuador y diversas cosas que a ellos les molestaban igual que a la gente. Nos sirven como ejemplo a seguir.